En este período de confinamiento nos hemos dado cuenta de lo habituados que estamos de consumir sin necesidad. Fuimos conscientes de tantas cosas que solíamos tener dentro de nuestras compras que en realidad no eran importantes y que muchas veces por costumbre las seguíamos comprando. Para cosechar los aprendizajes que la pandemia nos ha traído, es bueno evaluar nuestras conductas de consumo. Por que en sí misma la acción de consumir se mecaniza en nosotros y cumple otras funciones asociadas a temas emocionales más que a satisfacer reales necesidades o deseos. Y esto tiene un doble efecto negativo. El primero es que entramos en una lógica de compras que nos lleva a llenarnos de cosas que no necesitamos y de las que tenemos que hacernos cargo y además que no nos permite afrontar las verdaderas razones que nos llevan a consumir a veces a destajo, quedando ocultas tras la satisfacción que compensa, la motivación original. Si volvemos a la pandemia, por razones prácticas nos tuvimos que volver más austeros y menos consumistas. Esto nos trajo la oportunidad de vivir varios meses en los que comprar estaba asociado a las necesidades más básicas. Aprovechemos de retomar nuestros hábitos de consumo con mayor conciencia de nosotros mismos para así hacer del comprar un acto más consciente, que nos de la libertad y el tiempo para otras prioridades que emergieron y para identificar con mayor claridad qué hay detrás de cada deseo de comprar algo.

Comments